El Misterio De La Momia Budista De Hace 1,000 Años Que Conserva Intactos Sus Huesos Y Cerebro
¿Existen muchos más fenómenos en la vida que los que alcanzan a percibir nuestros ojos? En efecto, hay muchos otros fenómenos que van más allá de lo ordinario, y como ejemplo tenemos a esta momia, perteneciente a un antiguo monje budista de China cuyo cuerpo se ha preservado extraordinariamente.
El cuerpo momificado del maestro budista Ci Xian, con 1.000 años de antigüedad, fue encontrado con su esqueleto aún formado por todos sus huesos “sanos” al igual que su cerebro completo. Una tomografía computarizada reveló tales hechos inauditos el pasado 8 de julio. El escaneado de sus restos fue observado por doctores, medios de comunicación y monjes que ejercieron de asombrados testigos.
“Pudimos ver que sus huesos estaban en tan buen estado como los de una persona saludable. La mandíbula superior, los dientes superiores, las costillas, la columna vertebral y todas las articulaciones están completas. Es increíble ver esto”, explicaba el doctor Wu Yongquing.
Para asombro de científicos, prensa y monjes, el estado de conservación de la momia es excelente pese a sus 1.000 años de antigüedad.
Los científicos han comprobado que el cerebro del Maestro Ci se ha mantenido relativamente bien preservado. Todo lo contrario a lo que suele suceder normalmente con los cerebros de los cuerpos momificados, que se secan y se contraen.
De acuerdo con el Maestro Du, miembro del templo de Dinghui, por regla general un monje maestro está capacitado para sentir cuándo está a punto de morir, comunicándole a sus discípulos si desea o no ser momificado.
Según sus creencias, si los monjes maestros han alcanzado gran nivel espiritual durante sus vidas, existe cierto tipo de energía que, tras sus muertes, se acumula en los cuerpos de los fallecidos, preservándolos frente a la natural putrefacción.
Vista exterior del templo de Dinghui en Wuhan, China.
Los restos del maestro Ci Xian fueron momificados tras su muerte y estuvieron desaparecidos hasta los años 70 del pasado siglo, cuando su cuerpo fue descubierto en el interior de una cueva.
Durante su vida, el Maestro Xian viajó desde la India hasta el reino de Khitan (una región que ahora está anexionada a la República China) para promover el Budismo. Una vez allí, el rey nombró a Ci maestro budista nacional de Khitan. Asimismo, Ci Xian fue conocido por haber traducido los diez mayores sutras al chino, los cuales fueron grabados en una piedra que, a día de hoy, aún puede visitarse.
Sus restos permanecen en el templo Dinghui de Wu’an desde el año 2011. Hasta el año pasado el templo conservaba su cuerpo momificado, cubierto con capas de pintura de oro, como señal de respeto.
Detalle del aspecto que presentaba la momia, cubierta con capas de pintura de oro, como señal de respeto.
De acuerdo con el Maestro Du, miembro del templo de Dinghui, por regla general un monje maestro está capacitado para sentir cuándo está a punto de morir, comunicándole a sus discípulos si desea o no ser momificado.
Según sus creencias, si los monjes maestros han alcanzado gran nivel espiritual durante sus vidas, existe cierto tipo de energía que, tras sus muertes, se acumula en los cuerpos de los fallecidos, preservándolos frente a la natural putrefacción.
Vista exterior del templo de Dinghui en Wuhan, China.
Los restos del maestro Ci Xian fueron momificados tras su muerte y estuvieron desaparecidos hasta los años 70 del pasado siglo, cuando su cuerpo fue descubierto en el interior de una cueva.
Durante su vida, el Maestro Xian viajó desde la India hasta el reino de Khitan (una región que ahora está anexionada a la República China) para promover el Budismo. Una vez allí, el rey nombró a Ci maestro budista nacional de Khitan. Asimismo, Ci Xian fue conocido por haber traducido los diez mayores sutras al chino, los cuales fueron grabados en una piedra que, a día de hoy, aún puede visitarse.
Sus restos permanecen en el templo Dinghui de Wu’an desde el año 2011. Hasta el año pasado el templo conservaba su cuerpo momificado, cubierto con capas de pintura de oro, como señal de respeto.
Detalle del aspecto que presentaba la momia, cubierta con capas de pintura de oro, como señal de respeto.
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